Talleres y desorden

Llegaron los mecánicos de otros barrios y zonas de la ciudad. Cuando se llevó a cabo la ampliación de la Avenida Ferrocarril y de la calle San Juan quedaron fuera de servicio numerosos locales del sector Corazón de Jesús o Barrio Triste.

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Otras obras que cambiaron con fuerza la fisionomía de una amplia zona de Guayaquil y la plaza de Cisneros (construcción del Centro Administrativo La Alpujarra y traslado de las ventas callejeras de El Pedrero) deterioraron aún más la vocación residencial de Naranjal.

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De la noche a la mañana despegó una urbanización desorganizada. A la loca. Se levantaron muros y cercas para los talleres y cambiaron las fachadas para abrir garajes en almacenes de repuestos y talleres de mecánica

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La falta de sentido de pertenencia de quienes hoy se mueven en Naranjal ha hecho que las cosas vayan de mal en peor.
Hay un grupo de comerciantes empeñados en ordenar y reglamentar el funcionamiento de los talleres.
Desde muy temprano, mas de 30 años la mayor parte de residencias de Naranjal, cuenta con los servicios públicos básicos, la privilegiada ubicación del barrio en zona céntrica de Medellín facilitó que los viejos pobladores contaran, en forma oportuna, con este tipo de beneficios estatales.

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El Hueco es un sector de Naranjal donde viven personas muy pobres. Allí funcionan de acuerdo con la versión entregada a El Colombiano por varios pobladores, expendios de droga.

La gente requiere que la administración municipal programe una jornada intensa de limpieza en la cual se cuente con la participación de escobitas y carros tipo vactor que retiren los cerros de latas, estopas y laminas que hay en muchas de las esquinas del barrio

Fuente: El Colombiano. Medellín, Martes 8 de Junio de 1999